Con un primer semestre del ejercicio lleno de dificultades y un cambio de gobierno en puerta, al cierre de esta edición, el mercado asegurador encara un año complejo que auspicia una tímida reactivación económica pero con inflación alta. Lo que más preocupa es la baja de tasas de interés que diezmaría los exultantes rendimientos financieros previos. Hay dudas sobre si se alcanzará a compensar el rojo técnico en un año en el que además se espera un nuevo deterioro del guarismo. Competir en la crisis requiere creatividad. Cuando los precios se desmoronan, las compañías priorizan la retención de cartera con el servicio como bandera. La eficiencia y la velocidad de respuesta que aporta la transformación digital son ineludibles.
La primera mitad del ejercicio en curso del mercado de seguros fue un padecimiento: devaluación, inflación, desempleo, paralización de la actividad industrial y caída del consumo, por un lado; guerra de tarifas, alta siniestralidad, fuerte litigiosidad y el reperfilamiento toqueteando las inversiones de las compañías, por otro.
Lo que vaya a pasar de acá al cierre, a junio de 2020, depende pura y exclusivamente de la política económica que el nuevo Gobierno le imprima a su gestión. El hecho de que el presidente de la Nación y su ministro de Trabajo hayan sido superintendentes de Seguros genera algunos suspiros: es gente que conoce el negocio.
Estrategas convoca a los máximos directivos de 46 aseguradoras que revelan sus expectativas para 2020 y sus planes de negocios para competir en una cancha súper embarrada.
En general, se apuesta a una modesta reactivación económica pero sin grandes planes de mejora para la inflación. Las compañías, acostumbradas a timonear tempestades, apuntan a crecer fuerte aunque por debajo de ese índice.
Lo que preocupa es la previsible baja en la tasa de interés: todos esperan una considerable merma de las rentabilidades financieras habituales, lo que deja al quebranto técnico en carne viva. No es un año propicio para sanear el rojo y sin embargo es lo que más urge en este contexto.
IMPERIOSA. Se podría dar un reputen de la actividad automotriz, lo que representa una buena noticia para Automotores, pero también es esperable una conversión del mercado a cobertura sin Daños Parciales.
Los operadores de Riesgos del Trabajo, por su parte, hacen foco en la imperiosa necesidad de sumar la adhesión de la provincia de Santa Fe a la reforma, conformar de los Cuerpos Médicos Forenses y dar solución al problema de la aplicación de la tasa activa a las indemnizaciones. Se percibe, además, un aumento en el ritmo de ingreso de nuevos juicios, aspecto que se creía controlado. El 2020 será un año definitorio para este negocio.
Los incentivos fiscales fueron un buen primer paso para impulsar el mercado de Vida y Retiro, aunque evidentemente aún no tuvieron un impacto significativo en las ventas. De todas formas, los seguros de Personas son de interés para los operadores con visión de futuro.
Las actividades que se ven beneficiadas por el tipo de cambio actual reactivan las economías regionales y las aseguradoras apuntan a cubrir esas necesidades. El negocio agropecuario, su estructura herramental y otras actividades ligadas al campo ponen al riesgo agrícola y a una serie de seguros técnicos (TRO, Transporte y Caución, entre otros) en una buena posición. En este marco, hay planes de expansión geográfica en la hoja de ruta de muchas compañías. Los negocios de nicho están al tope de la lista de objetivos a abordar. Las pymes también, con sus necesidades de cobertura y financiamiento.
ULTRACOMPETITIVO. En el mercado aultracompetitivo, los trabajos para retener cartera (de clientes y de productores) son prioridad y el servicio se vuelve más relevante que nunca. Las aseguradoras tienen en carpeta el lanzamiento de un buen caudal de nuevos productos y la revisión de los ya existentes, todo desde la óptima de la experiencia de cliente y la transformación digital. Eficiencia, rapidez de respuesta y flexibilidad están en el podio de la competitividad.