Un punto para destacar fue el trabajo realizado en estos últimos años por todos los actores del sector para trazar líneas estratégicas a partir de las cuales se implementó el PlaNeS.
La participación del seguro en el PBI argentino aumentó en los últimos años, producto del crecimiento de la industria por encima de la inflación. Esto habla de un mercado sólido para responder ante siniestros, lo que un asegurado espera de las compañías aseguradoras.
Sin embargo, la industria tiene gran importancia en términos sociales, porque se sustenta en el principio de solidaridad, donde las primas que abonan los asegurados que no sufrieron pérdidas contribuyen a resarcir el daño a los afectados; y, además, el pago de siniestros genera efectos multiplicadores, puesto que contribuye en los niveles de actividad de los distintos sectores.
Un punto para destacar fue el trabajo realizado en estos últimos años por todos los actores del sector (la Superintendencia, cámaras, aseguradora, productores) para trazar líneas estratégicas a partir de las cuales se implementó el Plan Nacional Estratégico del Seguro 2012-2020. Este plan cuenta con nueve áreas de trabajo, en una de las cuales se centralizan los objetivos estratégicos de Responsabilidad Social, transversales a todo el plan.
Estos objetivos refieren sobre todo a la importancia del desarrollo de una conciencia aseguradora sobre la base de una sociedad cada vez más perceptiva del riesgo, que dé lugar a una cultura de la prevención y el ahorro. El Plan contempla los derechos y responsabilidades de los actores y establece la necesidad de una mejora continua de la actividad en los siguientes aspectos: generación de empleo; reducción de la siniestralidad; inclusión social, ampliación de los niveles de cobertura; disminución de la litigiosidad y judicialidad; alcance de las coberturas orientadas a personas de bajos recursos, entre otros.
Pero el desafío que tiene esta industria es más radical. Según KPMG (The Intelligent Insurer: 2012) existen cuatro mega tendencias globales que determinan el futuro de las aseguradoras. Una de ellas es el crecimiento demográfico, la mayor esperanza de vida y la convivencia de diferentes generaciones crean oportunidades pero plantean interrogantes sobre cómo los seguros del cuidado de la salud y la jubilación serán estructurados y entregados. Otra, es la importancia de los valores sociales y la ética. Se necesita un diálogo efectivo y un buen gobierno corporativo para superar la erosión de la confianza desde la crisis de 2008, pero hay una gran oportunidad para aprovechar el poder de los medios sociales para empoderar a los públicos clave como embajadores de negocios responsables.
El otro gran protagonista es la tecnología: la mayor conectividad y el uso de medios sociales ofrecen a las aseguradoras el acceso a una riqueza de datos sin igual, pero muchas compañías de seguros se ven limitadas por los sistemas heredados. Las aseguradoras deben entender este nuevo ecosistema digital y adaptarse a la forma de trabajar, socializarse, cooperar, y dialogar de sus públicos de interés. Y finalmente todo lo que concierne a la gestión ambiental: el cambio climático, la combinación de catástrofes naturales, la urbanización y la creciente riqueza, están cambiando la forma del riesgo. Ante ello surge la necesidad de desarrollar modelos de riesgo más sofisticados.
Aún falta por recorrer. En los últimos seis años, sólo cinco aseguradoras argentinas realizaron Reportes de Sustentabilidad con el marco del Global Reporting Initiative y seis empresas relacionadas a la industria están adheridas al Pacto Mundial de Naciones Unidas. Sin embargo, el sector es consciente que el mundo cambió y el gran desafío es trabajar en ese sentido.
Fuente: Latino Insurance