Lo dijo el ministro Tabaré Aguerre en una cumbre sobre el tema en Punta del Este.
Uruguay profundiza el abordaje de los seguros climáticos para el sector agropecuario, herramienta que no mide directamente los daños sino que a través de un mecanismo de registros pluviométricos o de imágenes satelitales para casos de sequía, cuando se supera un determinado índice se disparan las coberturas.
Estos son herramientas que Uruguay promueve a través de un plan piloto para la ganadería familiar que cuenta con el apoyo del Banco Mundial, remarcó en Punta del Este el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Tabaré Aguerre, al inaugurar el 14° Congreso de la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo del Seguro Agropecuario (ALASA).
En ese marco, el presidente de ALASA, Benjamín Grayeb Ruiz, remarcó a El Observador la necesidad de que los gobiernos apoyen el desarrollo de los seguros agropecuarios, porque con su mayor difusión se puede lograr que estas herramientas sean más accesibles para los pequeños productores.
El ministro sostuvo que el sector agropecuario es el que presenta la más alta exposición al riesgo climático por aumento en la variabilidad y en la frecuencia de eventos extremos asociados al cambio climático, por la creciente intensificación productiva como resultado de las oportunidades y los cambios económicos ocurridos en la primera década de este siglo. En ese sentido, Aguerre resaltó el papel de los seguros agropecuarios. Mencionó la penetración del seguro en Uruguay que tiene un mercado en competencia, con un Banco de Seguros del Estado que tiene 56% del mercado.
El ministro agregó que a nivel de los países del Consejo Agropecuario del Sur (CAS), Uruguay está bien posicionado con 65% del área agrícola cubierta, aunque solo en seguros por granizo. Sin embargo, dijo que el papel del Estado es contribuir para que otros instrumentos se puedan poner a disposición del mercado, cubriendo aquellos riesgos que no son fáciles de evaluar. El efecto de una sequía en la producción ganadera que es difícil de medir, por ejemplo, a diferencia de los granos afectados por una granizada.
Por eso se enfatiza en los seguros paramétricos, tratando de fortalecer las capacidades para su diseño. Para ello se están articulando acciones y es un desafío que se enfrenta con los países de la región, porque los efectos climáticos de una sequía no afectan solo a Uruguay, sino también al sur de Brasil, y a Entre Ríos, en Argentina, dijo el ministro.
Como presidente del CAS, Aguerre sostuvo que el tema de los seguros es relevante porque los países son afectados por fenómenos de alcance regional. Dijo que en especial en riesgos catastróficos es algo que se podría estar pensando como región y no como país.
“Tenemos que acostumbrarnos a vivir con esa variabilidad recordando lo sucedido el año pasado, donde se pasó de una declaración de emergencia por sequía en el departamento de Rocha, y a la semana siguiente había reclamos de productores por inundaciones, por lo que se debe atender con una gestión integral de riesgos”, explicó.
Fundamental el apoyo de gobiernos
El presidente de la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo del Sector Agropecuario (ALASA), Benjamín Grayeb Ruiz, destacó que todos los riesgos que enfrenta la agricultura por el cambio climático, con sequías, heladas, granizos y vientos, pueden ser atendidos por los seguros que son la única herramienta que tienen los agricultores para poder resarcirse de las catástrofes que ocurren. Consideró vital en ese sentido el apoyo gubernamental.